Capitulo.18

Capitulo. 18

Álvaro se desanimó de tal manera que dejo solo a Carlos conversando con Zaida.

Estuvieron bromeando, riendo de tonterías, de sus días a días, de cosas absurdas… Hasta que la conversación llego a un punto extraño.

Zaida: Por aquí se os echa mucho de menos, las tardes no son las mismas sin vosotros.

Carlos: Oins si ya sé que me echas de menos ~Bromea.

Zaida: He dicho a todos, no solamente  a ti ~Aclara.

Carlos: Pero tienes que admitir que a mí me extrañas un poco más que a los demás…

Zaida: Si, pero tú también tienes que admitir que me extrañas más a mi

Carlos: Como no te voy a extrañar más, eres única.

Zaida: Bueno me tengo que ir, adiós. Te quiero.

Se desconectó.

TE QUIERO, esas dos palabras acababan de hacer que el corazón de Carlos se alborotase y latiera descoordinado, como si se hubiera vuelto loco después de que sus sentidos comprendiesen lo que ella acababa de decirle, que lo quería.

Pero había algo que no encajaba, no se sentía como si ese te quiero fuese suficiente, necesitaba algo más, necesitaba sentirlo, necesitaba fuego pensó él, metió una de sus manos en el bolsillo derecho de su sudadera que llevaba y allí su mano se encontró con el papel que le había dado aquella muchacha llamada Sara.

Sin pensárselo dos veces cogió su móvil y marco el número que estaba apuntado en el papel.

La chica, Sara no tardo nada en contestar al móvil. Estuvieron hablando, Carlos quedo con ella es 20 minutos en un bar cercano, y salió a su encuentro con un laberinto de sentimientos mezclados con sus ideas en su cerebro.

                        *** *** ***

Al día siguiente.

Los primeros en levantarse en el hotel, fueron Álvaro y Dani.

Álvaro se estaba preparando uno Cola-caos, Dani mientras llamaba a su chica Marta, para decirle buenos días y desearle un buen día.

Cuando Álvaro y Dani por fin se sientan para tomarse el desayunan, se percatan que Carlos aún no se ha levantado, cuando normalmente él es uno de los primeros.

Álvaro: Seguirá durmiendo, ayer lo deje hablando con Zaida por la cam.

Dani: Amm jajaja bueno entonces eso es lo que pasa, se hablan quedado hablando hasta bien entrada la noche.

Entonces se oye como alguien introduce la llave de la habitación y entra, los dos chicos que estaban desayunando dirigen su mirada hacía la puerta.

Ese pelo rubio es inconfundible para Dani y Álvaro, era Carlos.

Álvaro: ¿De dónde vienes?

Dani: Nos ha ido a buscar los churros para desayunar, oins que mono ~Bromea.

Carlos: Si hombre no tengo yo otra cosa que hacer. ~Responde cansado tirándose en el sillón.

Álvaro: Hueles un poco a alcohol sabes…

Carlos: Lo sé, Salí anoche con Sara.

Álvaro: ¿Cuándo?

Carlos: Después de hablar con Zaida.

Dani se pone serio.

Carlos: Me he enrollado con ella es una chica magnifica, tengo que llamarla otro día.

Álvaro: Este cuando bebe se transforma.

Dani: Pues entonces ya ni se te ocurra acercarte a Zaida… porque si no te mato.

Carlos: Yo me acerco a quien me dé la gana, me vas a decir tu ahora a quien me tengo que acercar pequeñajo, ni que fueras mi madre.

                        *** *** ***

Blas tuvo que despertar a David, porque si por el fuese se casaría con su cama para estar todo el día junto a ella.

David vagamente se incorporó sentándose en la cama, lo primero que le vino a la mente fue Daniela.

La echaba de menos, necesitaba escuchar su voz, así pues que cogí su móvil y la llamo.

<<Inicio Conversación>>

Daniela: Hola.

David: Buenos días amor, me he levantado pensando en ti.

Daniela: Jajaja que bonito.

David: Te quiero.

Daniela: emm David tu ¿qué piensas que somos...?

David: Pues una pareja.

Daniela: Es que vamos a ver, yo no te he querido dar a entender eso, yo estoy contigo más en plan rollete.

David: ¿rollete? ¿No me quieres? 

Daniela: Por supuesto que te quiero, pero yo aún soy joven  y no quiero atarme a nadie…

David: Tengo que colgar que los chicos y yo nos tenemos que ir…

Daniela: Vale, adiós.

<<Fin conversación>>

David realmente no colgó por lo que le había dicho a Daniela, era porque no quería seguir escuchando aquellas palabreas que le estaban haciendo daño, porque él realmente la quería, y mucho, más de lo que el realmente pensaba.